Verdades masculinas en el Día del padre.

Un año más de vida. Cumpliendo tantos roles, pero el más complejo, es el rol de Padre. Se trata de una magna responsabilidad, ante Dios, ante nuestra familia y ante la sociedad en general. Acá mis reflexiones, sobre lo que representa ser padre en la sociedad actual, que hace rato dejó de ser machista, para ser altamente feminista.
La ética familiar de la actualidad, ha variado mucho, y muchos valores de respeto familiar se han perdido, muy particularmente, el respeto al padre. Nuestros errores son más criticados y menos perdonados, que los errores que cometen muchas madres. Por eso es tan delicada nuestra labor, porque fallar como padre, es definitivamente crucial en un negro devenir para ese hombre. No es sólo la responsabilidad de formar el nido familiar, aportando la casa y su acondicionamiento, sino el conjunto de valores y principios que regirán en esa casa, para convertirla en un "feliz hogar cristiano", aparte del equilibrio emocional para conducirse personalmente, y para sobrellevar las emociones cambiantes de su cónyuge e hijos: ¡Eso es ser padre y esposo!.
Una verdad masculina crucial para las mujeres, que estas parecen olvidar o desconocer es ésta: Nosotros los hombres, también amamos a nuestros hijos, con un amor de una naturaleza filial tan o más fuerte que el materno. Sucede que las mujeres se expresan de los padres, como que si estos fueran extraterrestres que no quieren a sus hijos, y eso además de injusto, ¡No es cierto!, y es preocupante porque muchos hombres se casan con la ilusión de formar un hogar, y "algunos" chocan con la ingrata sorpresa que su pareja no reconoce su amor de padre, es más, desvirtúa ante el hijo la imagen del padre, y eso es grave porque la relación conyugal se acaba, pero la relación padre-hijo es para toda la vida.
Ser padre, es tan digno, pero tan magna e incomprendida tarea, ya que muchas decisiones tomadas en beneficio del grupo familiar, no cuentan a veces, ni con el apoyo de la esposa ni de los hijos, y esto hace la tarea paterna más difícil. A veces la divisa de la ingratitud o de la infidelidad, es el pago a muchos sacrificios paternos y conyugales, que significaron el apartamiento del hogar para cumplir roles laborales, y que fueron evaluados con una falta de ética acusatoria de presunto descuido del hogar: esto lo he visto, en muchos padres con necesidad de atender 2 empleos para atender sus hogares, y son acusados de descuido del hogar, y a la vez son usados como excusa para justificar la infidelidad femenina, quien sexualmente no se siente atendida, pero en cambio, recrimina a su cónyuge, cuando éste no le puede complacer algún costoso capricho.
Este mensaje está escrito en un tono real y objetivo, porque si bien es cierto que hay muchos padres irresponsables (tal como hay madres irresponsables), es deplorable la cantidad de hogares afectados por el divorcio, que ha significado la "expulsión" del padre del nido familiar, no sólo perdiendo casa e hijos, sino continuando con la carga económica de manutención familiar, y lo peor, la mujer con otro hombre en su nido familiar.
Esto ha venido a representar un problema para muchos machos jóvenes, que viendo ese panorama ven con recelo la idea del matrimonio. Ya no confían en la fidelidad de su futura cónyuge, porque las mismas féminas abogan por una ruptura y separación cuando las cosas no funcionan, a veces, "al año del matrimonio", quitándole al hombre todo lo que han aportado para el hogar.
Quede claro: Para celebrar el día del padre, ¡tiene que haber padres!, pero muchos hombres jóvenes ven con escepticismo ese paso, y no porque sean menos hombres que los del pasado, sino porque es muy fácil para la mujer, quitarle todo al hombre y dejarlo en la calle: Esto cada vez más desalienta la idea de los futuros matrimonios, a lo que irresponsablemente la mujer cataloga como "cobardía de los hombres a formar un hogar".
Hablando de cobardías, yo sugiero un "JUEGO MENTAL". Por qué no invertimos los papeles: cuando las cosas no funcionen, la botamos a ella del nido familiar, nos quedamos con el patrimonio material formado hasta ese momento, y metemos otra mujer en el nido familiar, para dar paso a esta pregunta: ¿Habrá alguna mujer "VALIENTE" que acepte esas reglas de juego conyugal?, pues, como dirían ellas, eso no tiene nada que ver con "ser valiente" porque: ¡eso carece de sentido!,... pero para ellas!; entonces, en nuestro caso también carece de sentido entregar lo mejor de nuestra juventud y finanzas, para que alegremente la mujer se quiera apropiar tan fácilmente de ese capital humano (hijos) y material (casa).
Hoy es el día del padre. Muchas cosas han cambiado, y por eso la letra de este post, acompañada de amargas experiencias que he visto vivir a muchos hombres, hoy "padres sin casa y sin hijos". La reflexión es: Es honroso ser padre, pero hay que tener mucho ojo con quién vamos a formar el nido familiar, porque hace falta algo más que una linda ¡PUNTA TRASERA! , para arrojarse a esa responsabilidad de formar un hogar: es que esa apetitosa ¡PUNTA TRASERA! , puede en algún momento pasar a ser propiedad de otro, y también las cosas que por años has comprado con tantos sacrificios. No es exageración; se trata de crueles "Verdades Masculinas", y segurísimo estoy de que tú conoces algún familiar o algún amigo que ha vivido estas verdades amargas.
Quiero finalizar con un caso real. ¿Se acuerdan de la mujer que sirvió de apoyo anecdótico del post titulado: PUNTA TRASERA ?. Ella quiso expulsar su marido del nido familiar, y no pudo, pero luego, su hermano vivió esa misma amarga experiencia. ¿A que no saben lo que dijo?. Pues en el típico ventajismo femenino, dijo: ¡No es posible que a mi hermano, tan buena persona, vaya a perder su casa e hijos, por causa de esa arpía que tiene por mujer!, jajaja, eso fue válido para su hermano, pero no funcionó igual su razonamiento cuando se trató de su cónyuge al intentar botarlo de su hogar. ¡Así andan las cosas en este mundo!!!!!!, y por eso es tan fuerte la verdad.
¿Dije alguna cosa ofensiva a las mujeres?. Quiero decir que procuré ceñirme a planteamientos además de ciertos, sumamente apegados al decoroso respeto a la dignidad femenina, que como lo he dicho antes, no es el mismo respeto el expuesto por ellas cuando hablan mal de los hombres. Todo lo expuesto acá, sólo lo pueden comprender aquellos hombres que han experimentado lo acá descrito (en ellos mismos o en algún familiar), o aquellas mujeres que ven aplicada en sus hermanos, la misma dosis de "quitarle todo al hombre" que ellas aplican a sus maridos.