Me fascina la belleza de la mujer, y además de sus encantos físicos, me seducen su ternura y cariño. En virtud de ese sentir, suelo decirle a mi esposa, con mucho e inspirado agrado: ¡no tienes idea lo que vale una mujer para un hombre!. De hecho, suelo comentarle lo mismo a mis compañeras de trabajo. Pero, las reglas del juego de hace varias décadas a acá han variado. Esas palabras con las que trato de expresar un comentario galante, o son asumidas burlonamente como anticuadas, o son mal interpretadas como que uno intenta conseguir otra cosa. De manera que, tenemos que acostumbrarnos a otras reglas de juego. Es lo que comento en este post.
Paso primero a comentar el título de este post: Punta Trasera. Sucede que esa frase es uno de esos halagos modernos que gusta a muchas mujeres. Su connotación semántica más significativa es: "mujer de trasero vistoso, o grandes nalgas". Punta Trasera es una expresión masculina, que por algunos años he venido escuchando reiterativamente, y actualmente es más empleada aún, por el esmerado cuidado femenino a esa zona de su hermosa anatomía; pasando muchas mujeres a ser "privilegiadas" con ese pseudónimo o nick, con el mismo consentimiento de ellas. Si lo quisiéramos ilustrar, pudiera ser bien ejemplificado en la siguiente foto:
¿La razón por la que escribo este post?. Sencillamente, para ilustrar en términos muy serios, muy críticos, muy moderados, muy libre de descalificaciones, la forma de pensar de bastantes mujeres de hoy (autoinclúyanse en la lista de excepciones, las que no se consideran así, para que estemos todos en paz). Quiero puntualizar que la anécdota que estoy exponiento es total y absolutamente: ¡V-E-R-I-D-I-C-A!. Tan cierta como cierto es que Dios existe. Por cierto, ¿dónde quedaron sus creencias cristianas, luego de experimentar semejante cambio?. Vamos a ese punto.
El marido le reclamó a su "amada" esposa, el que no pusiera objeción alguna a que la llamaran con ese pseudónimo tan atrevido e insinuante para una mujer casada. La respuesta de ella fue: "¡Ahora resulta que es malo que me digan cosas bonitas!", jajaja, ¡por favor!!!!!, esas no son expresiones apropiadas para una mujer casada, y de hecho, tampoco una mujer permitiría que su esposo se las dijera a una mujer extraña, entonces, por qué permitirlo de extraños hacia nuestra cónyuge: ¿no te parecen lógicos esos planteamientos?. El marido le recuerda que bíblicamente esas son palabras necias, que una mujer cristiana debe ignorar, por cuanto la doctrina cristiana predica la necesidad de diferenciarse la mujer cristiana en cuanto a conducta respecto a las demás, a lo que la mujer siempre le objetó con SILENCIO; por supuesto, a la verdad bíblica, no se le puede objetar con mentiras, o con nimiedades. Es que: si no es porque conozco bien esa pareja, y los detalles de lo que describo, diría que no puede ser cierto. Pero, ¡todo cambia!.
El marido le recuerda, que esos halagos no vienen gratuitos, que constituyen morbosidades con la intención preconcebida de obtenerla a ella para fines sexuales. Ella objetó, que ahora el marido era un mal pensado, y que ella sabía cuidarse sola.
En fin. Quedé sorprendido al ver el cambio de esa amiga. Por supuesto, quedé muy triste por la condición del esposo, que en su paradigma de fidelidad conyugal, no hallaba respuestas a la actitud de su esposa. Peor aún, no hallaba cómo ubicarse él mismo, a las nuevas reglas del juego (y no precisamente por machista). ¡Cuántas dudas, y malas noches tuvo ese señor!. Sí, dudas, más dudas, y más dudas, porque no hallaba cómo proceder. Dicha narración expone la realidad existencial de hombres que adoran a sus esposas, y que algunas, como la señora de la anécdota, parecen olvidar, o simplemente ya no les importa.
Vuelvo a lo dicho en la introducción. Esa esposa pareció olvidar lo que ella representa para su marido, quien no tiene ni ojos ni halagos para otra mujer que no sea ella, pero, nada valió. De hecho: el Síndrome Punta Trasera parece borrar de su memoria, los 30años de trabajo que el marido le dedicó a ella, en muestra de amor a ella y a su familia, ¿perdió esto todo significado emocional para ella?. Pero, la mujer es la que impone su decisión. Están los hijos, está la casa que tanto costó comprarla y acondicionarla. Tuvo que ceder mi amigo, y no por pusilánime, sino porque de lo contrario era perderlo todo, porque en esta sociedad feminista (ya dejó de ser sociedad machista), la respuesta de ella no podía ser otra: "¡si no te agrada, te vas!", a sabiendas de que la Ley la ampara a ella y a los hijos. ¡Cuántos hombres he visto ya, sin casa y sin mujer!, a consecuencia de esa Ley; y la mujer adscrita a esa forma de actuar (porque repito, no son todas), tranquilita con otra pareja que llega de paracaidista.
Suelo decirle a mi esposa lo que vale una mujer, porque no quiero padecer la experiencia de mi amigo (aunque dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena). Porque quiero pensar que ella es diferente, es decir, que no requiere del morboseo de otros hombres, para sentirse mujer atractiva, para lo cual la debo bastar yo. Lo que esto quiere decir, es que no escribo el post para detractar a todas las mujeres que luego de años de matrimonio, son ellas las que buscan y agradan del contacto con terceros, sino que, esto es una realidad, y como tal, deben los hombres estar conscientes y preparados. Enfatizo, ¿preparados para qué?, pues, preparados por si tuviera que enfrentar la situación de que su esposa ya no le incomoda ser tratada por otros hombres, como una mujer codiciable (sexualmente rica), que le generaría el mismo grado de desconcierto descrito en el marido de la anécdota anexa; lo cual, como referiré en otra publicación, daría lugar a la infidelidad femenina.
Muchas mujeres ven anticuado el uso de piropos que no insinúen nada. ¡Es cierto!. Un amigo me comentaba que cierta vez dijo a una chica: ¡adiós, mujer preciosa!, a lo que ella respondió, escupiendo y llamándolo estúpido. Además de profana grosería, insultante, es una muestra de actitud despectiva al hombre. Ese mismo amigo, me comentó frustrado, como presenció cuando un extraño para halagar a una chica le dijo: ¡mamita, si que estás rica!, a lo cual ella le agradece con sonrisa aprobatoria. Por estas anécdotas, verídicas, planteo que la mujer le agradan más los halagos insinuantes, lo cual mentaliza al hombre a decirlos de esa forma. Por favor: no seamos mojigatos, si creen que exagero o que me metí a hereje, porque cuando escucho reggaeton lo que se expone como letra, es pura propuesta erótica a tener relaciones sexuales, y calificando a la mujer como objeto sexual, siendo tales letras cantadas por ellas mismas. De hecho, las carátulas que promocionan esos CDS son femeninamente muy insinuantes, y ellas no ven problema en ello; expongo dos ejemplos visuales (imágenes moderadas por respeto al público infantil, pero ciertamente frecuentes en cualquier publicidad):
Pueden apreciar claramente en esas imágenes (repito moderadas), lo que define la cultura femenina moderna: sus cuerpos son delicias sexuales, y su punta trasera es su gancho para atraer miradas; y ellas lo saben "perfectamente" y sacan provecho de esa situación, de allí la preferencia a usar bikinis cada vez más atrevidos (las fotos hablan por sí solas). Si lo siguen dudando, pregunten cuánto ganan al año los cirujanos plásticos por hacer implantes en nalgas a mujeres de cualquier edad, porque ese es el nuevo petitorio de regalo de niñas de 15 años, como también es la fantasía de mujeres cuarentonas, casadas, que recurren a dicha cirujía. Ja, ja, ja, es que si hay quienes ríen de felicidad por la moda del "Punta Trasera", son precisamente los cirujanos, por razones obvias.
Punta trasera es un post, que pretende exponer, sin comentarios destructivos, la forma cómo ha evolucionado la gran mayoría de las mujeres. Es decir, "A-N-T-E-S" (hace muchos años atrás) era una falta de respeto decir frases insinuantes a una mujer casada (por cierto, argumento que infructuosamente manejó mi amigo con su esposa), pero actualmente, la mayoría de las mujeres, no ven problemas en que se las digan, e incluso, no acepta actitudes desaprobatorias de parte del cónyuge, al que puede emplazar con el divorcio. LAS COSAS AHORA ESTÁN INVERTIDAS: antes se emplazaba al hombre que se insinuaba a una mujer casada, ahora la mujer emplaza es al marido: ¿no es esto una clara demostración de evolución del pensamiento femenino, en su relación con su cónyuge?. Como se vé, no expongo "crítica alguna" a la mujer que arropa esa conducta, simplemente la formulo, para reflexión del hombre casado sobre una realidad que le puede llegar a ocurrir, o que ya puede estar viviendo. Obviamente, puede que usted nunca viva una experiencia como la descrita, es decir, mi planteamiento anterior rechaza toda postura que pretenda verse como estereotipante de la mujer casada, y es más un planteamiento circunstancial, es decir, es ocurrente en "muchos matrimonios" donde la mujer se rebela contra el marido, sin que se quiera plantear que debe ser la regla que deba verse en todos los matrimonios. Son negativos, tanto los estereotipos feministas, como los machistas.
Punta Trasera no es un post que en forma alguna exponga críticas de ningún tipo al derecho de la mujer a hermosear sus nalgas (de hecho, creo que se ven muy lindas con esas nalgas tan exuberantes). Hablando en concreto: a la mujer le encanta exhibir sus atributos traseros, y es la pose más preferida al momento de modelar para cualquier foto, bien sea de celular o de publicidad comercial, y con bikinis que cada vez tapan menos, lo cual a ellas no las ruboriza. ¿Has notado que frente a un espejo, lo primero que se mira una mujer es cuánto luce su pompis con la prenda de vestir?, jajaja, muy típico de la feminidad de mujer, y por eso las amamos tanto. Por eso, evitando cualquier desvío de interpretación, que pudiera derivarse de una lectura a la ligera, puntualizo lo siguiente: se quiso exponer el cambio de mentalidad de la mujer (sin comentarios ácidos ni expresos ni tácitos), la cual ya no se siente obligada a aceptar opiniones de su cónyuge respecto a la valoración e intenciones de terceros respecto a su cuerpo, haciéndola más vulnerable y más accesible al terreno de la "infidelidad", a la cual por cierto, son muchas las mujeres que empiezan a verla como un tabú machista del pasado. Es probable que aún queden mujeres enchapadas a la antigua forma de pensar, a las cuales diría, que el cambio de mentalidad femenino es una realidad, y no son simples chistes feministas para burlarse del hombre, que si ese fuera el caso, no hubiera necesidad de crear una "Tribuna Masculina", para hacer hablar al hombre que ama, valora y no quiere perder a su mujer (repito: sin comentarios ácidos, ni feministas ni machistas).
Tribuna Masculina, como blog serio, no pretende ni descalificar ni estereotipar a la mujer. Pero si pretende traer temas que exponen, en términos serios y moderados (enfatizo esos atributos), la visión que tienen del mundo muchas mujeres, muy sensualizada, más atrevida, más liberal, más deshinibida, muy feminista (conduciendo a algunas, irreparablemente liberadas, al lesbianismo y que cada vez las veo con más frecuencia y en mayor número, por mi trabajo en hotelería), que las hace actuar ante los hombres, con interés manipulador y oportunista, y que ellas mismas lo manifiestan abierta y retadoramente. Por eso habilité este blog, ya que crecí con una visión muy poética y muy romántica acerca de la mujer, muy característica de la época en que viví mi mocedad, y es una visión que otorga primacía a lo que ella vale y representa (y lo cual plasmo en mis otros blogs), pero lastimosamente, impera un concepto muy feminista, que descalifica sin remordimientos a los hombres, y desde acá expongo cómo lo vemos nosotros, sin hacer uso de palabras descalificatorias , lo cual evito usar en mis escritos, y lo cual controlo, al aplicar "moderación de comentarios" antes de sacarlos a publicación.
Quiero terminar con la misma frase con la que empecé: ¡no tienes idea lo que vale una mujer para un hombre!. A ellas, mi eterna admiración, y mi deseo que al leer estas líneas, aprendan a valorar al hombre por la calidad de sentimientos que podemos sentir hacia ellas, pero que cada día hay más recelo en enamorarse sin reservas, porque la mujer misma nos ha colocado en una posición cautelosa, más no destructiva, ni retaliativa, ni descalificadora. ANTES era solamente la mujer, pero AHORA también el hombre se muestra más cauteloso en la entrega del amor a la mujer, dejando de ser una entrega "menos incondicional", porque está a expensas de lo que posteriormente le pueda plantear la mujer (infidelidad, divorcio, etc).
La reflexión de cierre: La mujer es hermosa, más por su bella alma, que por su innegablemente bella Punta Trasera. Para ellas únicamente, bellos pensamientos, que las desarme de su alienante feminismo, producto de tanta información feminista nefasta, recibida de programaciones de TV y radio, que desvirtúan (casi que satánicamente) nuestros sentimientos hacia ellas.
Releí hartamente este post, y procuré en todo momento, expresar mis ideas con el mayor respeto, y mayor ponderación. Si herí alguna sensibilidad, es más producto de la interpretación y circunstancias existenciales de los lectores y lectoras.
Paso primero a comentar el título de este post: Punta Trasera. Sucede que esa frase es uno de esos halagos modernos que gusta a muchas mujeres. Su connotación semántica más significativa es: "mujer de trasero vistoso, o grandes nalgas". Punta Trasera es una expresión masculina, que por algunos años he venido escuchando reiterativamente, y actualmente es más empleada aún, por el esmerado cuidado femenino a esa zona de su hermosa anatomía; pasando muchas mujeres a ser "privilegiadas" con ese pseudónimo o nick, con el mismo consentimiento de ellas. Si lo quisiéramos ilustrar, pudiera ser bien ejemplificado en la siguiente foto:
Simplemente: waoooo!. Ja,ja,ja, de verdad que es bastante llamativo ese ejemplar. Bueno, creo que la imagen me distrajo algo, jajaja. Volvamos a la seriedad del tema. Sucede, que Punta Trasera, es también la causa de un disgusto en una familia que conozco: de cuya narración y reflexiones, me apoyo, para ambientar anecdóticamente este post. Es un matrimonio, de 3 décadas, y ambos cónyuges, muy conservadores en su forma de pensar y actuar, podría decir, que muy ceñido a la formación cristiana que tienen en común. En ese compartir conyugal, ambos compartían un concepto común de respeto, muy ligado a su entender la fidelidad: es decir, el marido no molestaba a su esposa con comentarios sobre las otras mujeres, porque sabía que esto era de su desagrado. Y lo mismo ella, no permitía comentarios de terceros referidos a sus encantos, y tampoco ella hacía comentarios sobre la anatomía de otros hombres, bajo la premisa de que los halagos de su esposo le eran más que suficientes, y que no tenía nada que buscar en otros hombres. Todo parece normal verdad, pero, las cosas dieron un giro de 180 grados.
Ya sé. Dirán: el marido cambió, y traspasó la línea de la fidelidad jurada en el altar. Pero, no, no, no!!!!!!. Fue la mujer la que experimentó el cambio. Ella, que tanto le previno al hombre que no tenía por qué motivo emitir piropos (halagos) a otras mujeres, ya que para eso estaba ella, terminó por caer seducida por los piropos de sus nuevos compañeros de trabajo. Y allí vino la complaciente aceptación al cliché referido a su cuerpo, en la muy creativa expresíon de: "PUNTA TRASERA". Sus caderas y su nalgas (pompis), eran el encanto de sus compañeros masculinos, y esto era su fantasiosa fascinación; y el marido, ¡a molestar a otro lado!.
A tanto decírselo sus compañeros, con la permisividad de ella, terminó por convencerse "que estaba muy buena", es decir, en el argot latinísimo, que estaba sobrada de encantos físicos. Cambió su forma de vestir. Evidentemente, su forma de pensar dejó de ser la mojigata percepción que por 3 décadas mostró a su marido y familiares, tanto consanguíneos como espirituales.Ya sé. Dirán: el marido cambió, y traspasó la línea de la fidelidad jurada en el altar. Pero, no, no, no!!!!!!. Fue la mujer la que experimentó el cambio. Ella, que tanto le previno al hombre que no tenía por qué motivo emitir piropos (halagos) a otras mujeres, ya que para eso estaba ella, terminó por caer seducida por los piropos de sus nuevos compañeros de trabajo. Y allí vino la complaciente aceptación al cliché referido a su cuerpo, en la muy creativa expresíon de: "PUNTA TRASERA". Sus caderas y su nalgas (pompis), eran el encanto de sus compañeros masculinos, y esto era su fantasiosa fascinación; y el marido, ¡a molestar a otro lado!.
¿La razón por la que escribo este post?. Sencillamente, para ilustrar en términos muy serios, muy críticos, muy moderados, muy libre de descalificaciones, la forma de pensar de bastantes mujeres de hoy (autoinclúyanse en la lista de excepciones, las que no se consideran así, para que estemos todos en paz). Quiero puntualizar que la anécdota que estoy exponiento es total y absolutamente: ¡V-E-R-I-D-I-C-A!. Tan cierta como cierto es que Dios existe. Por cierto, ¿dónde quedaron sus creencias cristianas, luego de experimentar semejante cambio?. Vamos a ese punto.
El marido le reclamó a su "amada" esposa, el que no pusiera objeción alguna a que la llamaran con ese pseudónimo tan atrevido e insinuante para una mujer casada. La respuesta de ella fue: "¡Ahora resulta que es malo que me digan cosas bonitas!", jajaja, ¡por favor!!!!!, esas no son expresiones apropiadas para una mujer casada, y de hecho, tampoco una mujer permitiría que su esposo se las dijera a una mujer extraña, entonces, por qué permitirlo de extraños hacia nuestra cónyuge: ¿no te parecen lógicos esos planteamientos?. El marido le recuerda que bíblicamente esas son palabras necias, que una mujer cristiana debe ignorar, por cuanto la doctrina cristiana predica la necesidad de diferenciarse la mujer cristiana en cuanto a conducta respecto a las demás, a lo que la mujer siempre le objetó con SILENCIO; por supuesto, a la verdad bíblica, no se le puede objetar con mentiras, o con nimiedades. Es que: si no es porque conozco bien esa pareja, y los detalles de lo que describo, diría que no puede ser cierto. Pero, ¡todo cambia!.
El marido le recuerda, que esos halagos no vienen gratuitos, que constituyen morbosidades con la intención preconcebida de obtenerla a ella para fines sexuales. Ella objetó, que ahora el marido era un mal pensado, y que ella sabía cuidarse sola.
En fin. Quedé sorprendido al ver el cambio de esa amiga. Por supuesto, quedé muy triste por la condición del esposo, que en su paradigma de fidelidad conyugal, no hallaba respuestas a la actitud de su esposa. Peor aún, no hallaba cómo ubicarse él mismo, a las nuevas reglas del juego (y no precisamente por machista). ¡Cuántas dudas, y malas noches tuvo ese señor!. Sí, dudas, más dudas, y más dudas, porque no hallaba cómo proceder. Dicha narración expone la realidad existencial de hombres que adoran a sus esposas, y que algunas, como la señora de la anécdota, parecen olvidar, o simplemente ya no les importa.
Vuelvo a lo dicho en la introducción. Esa esposa pareció olvidar lo que ella representa para su marido, quien no tiene ni ojos ni halagos para otra mujer que no sea ella, pero, nada valió. De hecho: el Síndrome Punta Trasera parece borrar de su memoria, los 30años de trabajo que el marido le dedicó a ella, en muestra de amor a ella y a su familia, ¿perdió esto todo significado emocional para ella?. Pero, la mujer es la que impone su decisión. Están los hijos, está la casa que tanto costó comprarla y acondicionarla. Tuvo que ceder mi amigo, y no por pusilánime, sino porque de lo contrario era perderlo todo, porque en esta sociedad feminista (ya dejó de ser sociedad machista), la respuesta de ella no podía ser otra: "¡si no te agrada, te vas!", a sabiendas de que la Ley la ampara a ella y a los hijos. ¡Cuántos hombres he visto ya, sin casa y sin mujer!, a consecuencia de esa Ley; y la mujer adscrita a esa forma de actuar (porque repito, no son todas), tranquilita con otra pareja que llega de paracaidista.
Suelo decirle a mi esposa lo que vale una mujer, porque no quiero padecer la experiencia de mi amigo (aunque dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena). Porque quiero pensar que ella es diferente, es decir, que no requiere del morboseo de otros hombres, para sentirse mujer atractiva, para lo cual la debo bastar yo. Lo que esto quiere decir, es que no escribo el post para detractar a todas las mujeres que luego de años de matrimonio, son ellas las que buscan y agradan del contacto con terceros, sino que, esto es una realidad, y como tal, deben los hombres estar conscientes y preparados. Enfatizo, ¿preparados para qué?, pues, preparados por si tuviera que enfrentar la situación de que su esposa ya no le incomoda ser tratada por otros hombres, como una mujer codiciable (sexualmente rica), que le generaría el mismo grado de desconcierto descrito en el marido de la anécdota anexa; lo cual, como referiré en otra publicación, daría lugar a la infidelidad femenina.
Muchas mujeres ven anticuado el uso de piropos que no insinúen nada. ¡Es cierto!. Un amigo me comentaba que cierta vez dijo a una chica: ¡adiós, mujer preciosa!, a lo que ella respondió, escupiendo y llamándolo estúpido. Además de profana grosería, insultante, es una muestra de actitud despectiva al hombre. Ese mismo amigo, me comentó frustrado, como presenció cuando un extraño para halagar a una chica le dijo: ¡mamita, si que estás rica!, a lo cual ella le agradece con sonrisa aprobatoria. Por estas anécdotas, verídicas, planteo que la mujer le agradan más los halagos insinuantes, lo cual mentaliza al hombre a decirlos de esa forma. Por favor: no seamos mojigatos, si creen que exagero o que me metí a hereje, porque cuando escucho reggaeton lo que se expone como letra, es pura propuesta erótica a tener relaciones sexuales, y calificando a la mujer como objeto sexual, siendo tales letras cantadas por ellas mismas. De hecho, las carátulas que promocionan esos CDS son femeninamente muy insinuantes, y ellas no ven problema en ello; expongo dos ejemplos visuales (imágenes moderadas por respeto al público infantil, pero ciertamente frecuentes en cualquier publicidad):
Pueden apreciar claramente en esas imágenes (repito moderadas), lo que define la cultura femenina moderna: sus cuerpos son delicias sexuales, y su punta trasera es su gancho para atraer miradas; y ellas lo saben "perfectamente" y sacan provecho de esa situación, de allí la preferencia a usar bikinis cada vez más atrevidos (las fotos hablan por sí solas). Si lo siguen dudando, pregunten cuánto ganan al año los cirujanos plásticos por hacer implantes en nalgas a mujeres de cualquier edad, porque ese es el nuevo petitorio de regalo de niñas de 15 años, como también es la fantasía de mujeres cuarentonas, casadas, que recurren a dicha cirujía. Ja, ja, ja, es que si hay quienes ríen de felicidad por la moda del "Punta Trasera", son precisamente los cirujanos, por razones obvias.
Punta trasera es un post, que pretende exponer, sin comentarios destructivos, la forma cómo ha evolucionado la gran mayoría de las mujeres. Es decir, "A-N-T-E-S" (hace muchos años atrás) era una falta de respeto decir frases insinuantes a una mujer casada (por cierto, argumento que infructuosamente manejó mi amigo con su esposa), pero actualmente, la mayoría de las mujeres, no ven problemas en que se las digan, e incluso, no acepta actitudes desaprobatorias de parte del cónyuge, al que puede emplazar con el divorcio. LAS COSAS AHORA ESTÁN INVERTIDAS: antes se emplazaba al hombre que se insinuaba a una mujer casada, ahora la mujer emplaza es al marido: ¿no es esto una clara demostración de evolución del pensamiento femenino, en su relación con su cónyuge?. Como se vé, no expongo "crítica alguna" a la mujer que arropa esa conducta, simplemente la formulo, para reflexión del hombre casado sobre una realidad que le puede llegar a ocurrir, o que ya puede estar viviendo. Obviamente, puede que usted nunca viva una experiencia como la descrita, es decir, mi planteamiento anterior rechaza toda postura que pretenda verse como estereotipante de la mujer casada, y es más un planteamiento circunstancial, es decir, es ocurrente en "muchos matrimonios" donde la mujer se rebela contra el marido, sin que se quiera plantear que debe ser la regla que deba verse en todos los matrimonios. Son negativos, tanto los estereotipos feministas, como los machistas.
Punta Trasera no es un post que en forma alguna exponga críticas de ningún tipo al derecho de la mujer a hermosear sus nalgas (de hecho, creo que se ven muy lindas con esas nalgas tan exuberantes). Hablando en concreto: a la mujer le encanta exhibir sus atributos traseros, y es la pose más preferida al momento de modelar para cualquier foto, bien sea de celular o de publicidad comercial, y con bikinis que cada vez tapan menos, lo cual a ellas no las ruboriza. ¿Has notado que frente a un espejo, lo primero que se mira una mujer es cuánto luce su pompis con la prenda de vestir?, jajaja, muy típico de la feminidad de mujer, y por eso las amamos tanto. Por eso, evitando cualquier desvío de interpretación, que pudiera derivarse de una lectura a la ligera, puntualizo lo siguiente: se quiso exponer el cambio de mentalidad de la mujer (sin comentarios ácidos ni expresos ni tácitos), la cual ya no se siente obligada a aceptar opiniones de su cónyuge respecto a la valoración e intenciones de terceros respecto a su cuerpo, haciéndola más vulnerable y más accesible al terreno de la "infidelidad", a la cual por cierto, son muchas las mujeres que empiezan a verla como un tabú machista del pasado. Es probable que aún queden mujeres enchapadas a la antigua forma de pensar, a las cuales diría, que el cambio de mentalidad femenino es una realidad, y no son simples chistes feministas para burlarse del hombre, que si ese fuera el caso, no hubiera necesidad de crear una "Tribuna Masculina", para hacer hablar al hombre que ama, valora y no quiere perder a su mujer (repito: sin comentarios ácidos, ni feministas ni machistas).
Tribuna Masculina, como blog serio, no pretende ni descalificar ni estereotipar a la mujer. Pero si pretende traer temas que exponen, en términos serios y moderados (enfatizo esos atributos), la visión que tienen del mundo muchas mujeres, muy sensualizada, más atrevida, más liberal, más deshinibida, muy feminista (conduciendo a algunas, irreparablemente liberadas, al lesbianismo y que cada vez las veo con más frecuencia y en mayor número, por mi trabajo en hotelería), que las hace actuar ante los hombres, con interés manipulador y oportunista, y que ellas mismas lo manifiestan abierta y retadoramente. Por eso habilité este blog, ya que crecí con una visión muy poética y muy romántica acerca de la mujer, muy característica de la época en que viví mi mocedad, y es una visión que otorga primacía a lo que ella vale y representa (y lo cual plasmo en mis otros blogs), pero lastimosamente, impera un concepto muy feminista, que descalifica sin remordimientos a los hombres, y desde acá expongo cómo lo vemos nosotros, sin hacer uso de palabras descalificatorias , lo cual evito usar en mis escritos, y lo cual controlo, al aplicar "moderación de comentarios" antes de sacarlos a publicación.
Quiero terminar con la misma frase con la que empecé: ¡no tienes idea lo que vale una mujer para un hombre!. A ellas, mi eterna admiración, y mi deseo que al leer estas líneas, aprendan a valorar al hombre por la calidad de sentimientos que podemos sentir hacia ellas, pero que cada día hay más recelo en enamorarse sin reservas, porque la mujer misma nos ha colocado en una posición cautelosa, más no destructiva, ni retaliativa, ni descalificadora. ANTES era solamente la mujer, pero AHORA también el hombre se muestra más cauteloso en la entrega del amor a la mujer, dejando de ser una entrega "menos incondicional", porque está a expensas de lo que posteriormente le pueda plantear la mujer (infidelidad, divorcio, etc).
La reflexión de cierre: La mujer es hermosa, más por su bella alma, que por su innegablemente bella Punta Trasera. Para ellas únicamente, bellos pensamientos, que las desarme de su alienante feminismo, producto de tanta información feminista nefasta, recibida de programaciones de TV y radio, que desvirtúan (casi que satánicamente) nuestros sentimientos hacia ellas.
Releí hartamente este post, y procuré en todo momento, expresar mis ideas con el mayor respeto, y mayor ponderación. Si herí alguna sensibilidad, es más producto de la interpretación y circunstancias existenciales de los lectores y lectoras.
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