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martes, 4 de enero de 2011

Racionalizando a una mujer.

Es domingo en la tarde. Estás de lo más comodo en tu cama, viendo la película de esa hora. Justo cuando estás en suspenso por escenas muy emcionantes, suena tu celular. Resulta que es un mensaje de texto, de una amiga de esas que no aprendió nunca lo que es el sano y verdadero humor, pues te interrumpe para que leas este chiste (?) feminista:
"Una amiga dice a la otra: el cerebro masculino tiene la siguiente composición, 50% estupidez, 30% sexo, 15% ocio y 5% inteligencia; ja,ja,ja!".
Sinceramente, todavía no veo la gracia; excepto la desgracia de ser un pésimo chiste. Evidentemente, es una transformación de un enfoque prejuiciado en un pseudochiste. Y, me pregunto si ese será el cerebro de su padre, quien precisamente la alimentó para que no muriese de hambre, y le dió la casa donde pudiera dormir. Alguien dirá que es cuestión de buen humor, pero, me perdonan que los decepcione, pues eso que se expresa en el citado pseudochiste, es lo que cree la mujer que se te acerca y apela al dichoso concepto de caballerosidad, para poder desayunar, y el colmo es, que si el hombre no quiere o no tiene, lo ponen como un tipo miserable, o si le propone sexo a cuenta de ese desayuno, lo pone como un depravado (y curiosamente ellas no se ven como depravadas, cuando un hombre no accede a tener sexo con ella, porque no es su tipo, lo que origina el comentario de que tal hombre debe ser gay). Este post va a enumerar algunas situaciones entre hombres y mujeres, que se ven cotidianamente, y que permitan racionalizar a la mujer, es decir, entender con lógica fría y pura, la naturaleza de sus comportamientos hacia los hombres, siempre en los términos más serios y respetuosos, que no son por cierto los usados por ellas cuando se refieren al hombre.
_Cuando un hombre no está pendiente de las cosas de su mujer, entonces para ella, el hombre es desatento, o tiene una aventura callejera. Pero, si es la mujer la que no está pendiente de las cosas del hombre, entonces la explicación es que ella está muy ocupada. Para la mujer, constituye una falta grave, que su pareja olvide su fecha de cumpleaños, y su respectivo regalo; pero, no opina ella lo mismo, cuando es ella quien sufre ese olvido, justificándolo, en sus aludidas ocupaciones del hogar, las cuales por cierto, la mujer de hoy no cumple.
_Cuando el hombre dice las verdades sobre sus errores a la mujer, es visto como un grosero, desconsiderado, descortés. Con esta conducta ella se siente ofendida. Pero cuando es la mujer la que dice las verdades sobre sus errores a un hombre, ella pretende ser vista como valiente y sincera y además, ve descortés, que el hombre siquiera replique a sus críticas. Hay muchas telenovelas latinas, que presentan como supuesto problema social, el que los hombres son altaneros con su mujer, pero lo que se ve en la realidad es lo contrario, porque la mujer no es la que se queda precisamente callada y sumisa al momento de reclamar al hombre. No. Todo lo contrario, hace reclamos y exigencias con lenguaje obceno y amenazante. Incluso, en este caso, escuché en dos ocasiones a dos mujeres diferentes, el siguiente comentario retaliador a su esposo: ¡ahora no te lo doy en la noche!, y aunque suene vulgar y exagerado, no es ficción, lo que lleva a tratar de entender racionalmente, qué pretende una mujer cuando intenta manipular a su esposo con una amenaza vulgar como esa. Luego se quejan que el esposo le es infiel, o no se explican por qué el marido se desencantó de mujeres así. Adivino el pensamiento de la lectora de este post: ¡imposible!, ninguna mujer se expresaría así, pero, cuánto quisiera yo que eso fuera cierto. Esta reflexión debe llevar a muchas mujeres a revisarse a sí mismas, sobre lo que dicen y hacen, y el efecto que causan en su esposo y conocidos.
_El hombre que no le gasta a su mujer, es considerado como un tacaño, un miserable. O también lo interpretan como signo de amor deficiente. Pero si es una mujer la que le gasta a un hombre (muy pocas por cierto), se evalúa como chulo a ese hombre, lo tildan de mantenido o inútil, o descarado; e incluso, las otras mujeres ven como sinvergüenza, o como una boba, o una estúpida, a esa mujer que le gasta a su pareja. En su concepto personal, la mujer no se ve a sí misma como tacaña o miserable, porque su óptica manipuladora es que es síntoma de caballerosidad del hombre el sufragar los gastos, del que luego se burla por el dinero que le sacó.



_En la vida diaria, entre amigos, ellas se invitan solas, y quieren llevar en esas salidas a amigos y familiares, porque es el hombre quien debe pagar. Se ha puesto de moda, que una mujer conoce a un hombre, y la primera prueba de amistad, es que éste le tenga que comprar una tarjeta telefónica a su teléfono celular, ya saben, por aquel cuentecito de la caballerosidad. Por otra parte, a la mujer casada, le encanta que su marido gaste en su mamá y familiares, pero ve como gasto excesivo lo que el hombre destina a su propia madre, y es lamentable ver, como muchas mujeres casadas le minimizan. o le anulan, la ayuda de su marido a su propia suegra.
_Un hombre debe aceptar como pareja a una mujer y los hijos que ella tenga de relaciones anteriores, es que incluso, ellas ven como obligación del hombre el tener que mantener los hijos que ella trae de otro. ¡Pero!, ellas no consideran tener ninguna obligación cuando encuentran como pareja a un hombre con hijos de una pareja anterior.
_En el cortejo, el hombre promete a la mujer, hacerla feliz; esto es lo comúnmente visto. Pero, la mujer no asume una promesa recíproca de hacer feliz al hombre. Esta parte del compromiso no va con ella. De hecho, cuando ocurre un divorcio, el decir de ellas es: ¡que le habrá hecho para que ella se canse de vivir con él!, es decir, ellas no se ven a sí mismas, como causantes de una separación, y, en el acto de divorcio como en el acto del matrimonio, los gastos van por cuenta del hombre. Ellas piensan que valen mucho y merecen mucha felicidad (lo cual por cierto no está en discusión), pero lo cierto es que el hombre también vale mucho, y también merece sino más, el mismo nivel de felicidad.
Las madres preguntan: ¿y qué seguridad tiene mi hija contigo?, porque esperan del hombre que cumpla con el deber de comprar casa, enseres y carro. Pero, la pregunta recíproca es, y ¿qué recibe el hombre de la mujer?, porque quienes han experimentado el mal momento de una separación, comprueban que la mujer quiere quitarle todo, y ¿a él qué le quedó?, ¿amor?, ¿es eso amor?. Es muy escuchado en temas de divorcio, el decir de la mujer que perdió su tiempo con ese hombre, pero, caben 2 reflexiones: es que acaso el hombre también no perdió su tiempo?; y, como 2da. reflexión, qué descaro decir que perdió el tiempo con un hombre, si cuando se casan lo único que traen es la ropa que llevan puesta, y cuando se divorcian, se quieren apoderar de algo más que ropa.
_En una separación, una mujer con bienes de fortuna dice: ni que fuera yo una estúpida para dejarle algo a él!. Pero, en el caso del hombre, lo plantean de una forma totalmente distinta, más o menos así: no crea ese estúpido, que me va a dejar en la calle!.

_Cuando algún hombre siente algún dolor, y lo manifiesta a su mujer, o a alguna amiga, la respuesta ya clásica y universal es ésta: ¡dígame si tuvieras que parir!. Pero, cuando es la mujer la que tiene el dolor, arma un melodrama de dolor, quejabanza y autocompasión que demanda atenciones extras del hombre, quien tiene que resolver la crisis de buscar dinero para pagar gastos médicos y de medicamentos.
_Es muy común en la mujer casada evadir la propuesta del hombre de hacer sexo, con el conocido pretexto del dolor de cabeza. Pero si es el hombre, quien tiene desgano, ya ella asume que él tiene otra, o peor aún, lo bota, y se busca otro, pero, primero le quita absolutamente, todo.
_Cuando el hombre no es diestro en los oficios de reparación y mantenimiento de una casa, inmediatamente lo evalúan como un inútil. Pero, si es ella, la que no sabe o no quiere, hacer cualquier oficio doméstico, su solución es que el hombre debe buscar y pagar a una señora que haga los oficios domésticos. Ah!, y existe el caso, donde el hombre debe pagar otra doméstica para la residencia de la suegra, la cual tampoco le gustan los oficios del hogar.
_La mujer dice: ¡el hombre sin la mujer no es nadie!, pero, ellas son incapaces de adquirir por sí mismas su propia vivienda, y, buscan a un hombre para que las mantenga, porque así ellas trabajen, los gastos del hogar ella los ve como obligación exclusiva del hombre. En esas circunstancias, la pregunta más racional, más obvia, es: ¿quién es el desvalido sin el otro?.



_Cuando un hombre profesional, se casa con una mujer que no es profesional, éste la ayuda y la mejora en lo que más puede. Pero, cuando en una pareja, la mujer se profesionaliza, superando en status económico y social a su pareja, ocurre lo opuesto: ella se siente más, ve a menos a su pareja, piensa que él ya no la representa en su nuevo círculo social, y, más tarde o más temprano, esa relación llega a su final.



_Un argumento también empleado con asiduidad es: "tan desconsiderado, cuando habla así se le olvida que fue una mujer quien lo parió". A este plantemiento le caben dos reflexiones: primeramente, por tener precisamente el ejemplo digno de una madre de las de antes (que no se preocupaban por botar a sus maridos, sino por preservarlos) es lo que hace ver con lástima en lo que se han convertido las mujeres de ahora, pues la gran mayoría no pasan de ser cuaimas manipuladoras, incluso infieles. En 2do. lugar, haciendo recíproco el planteamiento que se analiza, la mujer que menosprecia a un hombre, se olvida que tuvo un padre que cuidó de ella, porque sino es asi, es el caso de una mujer que tiene resentimientos contra su padre, y que lo quiere extrapolar en otros hombres, sufriendo el marido la peor parte de las consecuencias. Si es posible hallar una mujer virtuosa, pero, es como buscar una aguja en un pajar. El encanto físico de la mujer, nunca pasó de moda; lo que ella perdió fue la brújula de los valores de mujer delicada y de hogar, cambiándolos por conductas y gestos ordinarios, extravagantes, y hasta vulgares, porque hasta el vocabulario lo transfiguró en obcenidades que en nada envidian a las dichas por los hombres.








_Racionalizando a una mujer: es una actividad de conocer, analizar y comprender la manera cómo ven y tratan las mujeres a los hombres. Y, los costos, riesgos y consecuencias que se derivan de no tomarse en serio esta labor de racionalización. Acá se expusieron muchos casos de relación desigual hombre-mujer, y, tengan la seguridad que quedaron muchos afuera, y quizás, más reveladores; pero, el espacio para exponer ideas no debe llevar al agotamiento del lector. De hecho, no se abordó, por lo extenso del argumento, lo relativo al peso que tienen los derechos de una mujer en cualquier legislación de cualquier país, y, lo más triste es que la mayoría de los hombres desconocen ese articulado legal, pero, lo contrario ocurre con la mujer, que en su mayoría conocen lo que la Ley les ampara.



La racionalización la asemejo a la empresa que se actualiza tecnológicamente. Tiene su Dpto. de Computación, pero para mantenerse en la competencia debe adquirir nuevos equipos, y nuevos programas; no eliminó el Dpto. porque no puede, sino que pese a los costos, tiene que actualizarse. Así ocurre en el hombre, para mantenerse en la carrera de la vida, preservando su futuro emocional y financiero, no puede prescindir de una mujer pensando que lo descuartizará 20 años luego del matrimonio. sino que pese a los costos (que mire algo más que cara y piernas bonitas) debe actualizarse en los mecanismos que la mujer tiene para sacar provecho del hombre, que son la mayoría de ellas porque realmente creen que el hombre es un estúpido (como lo ejemplifica del pseudochiste de la introducción), y, en base a ello, tal cual como descarta programas obsoletos, ir descartando una a una, hasta llegar a aquella que, probablemente, lo sepa valorar 20 años después, ya que el ego femenino las hace ver como muy valiosas y al hombre como poco valiosos, como animales que sólo quieren sexo; esta es la realidad, que conocen muchos hombres divorciados, sin casa y alejados de sus hijos.




_PALABRAS FINALES: Estas reflexiones no van en contra de tener pareja, porque lo normal es hacer pareja para formar un hogar. El objetivo es analizar los costos (perder una casa y años de trabajo) y riesgos (cuamatización femenina) de vivir con una mujer, lo cual lleva a tener que ser muy exigente en la escogencia de una pareja femenina, para que años después no nos estén botando de nuestra propia casa. Sucede que nadie piensa que le pueda ocurrir o que eso le ocurren a otros irresponsables, o que la mía es diferente y vale mucho: por supuesto, vale mucho lo que ella reclama.

_El hombre debe recuperar su espacio, y hacerlo respetar. La mujer no es más que el hombre, ni el hombre es más que la mujer. La ayuda, los gastos, la comprensión, deben ser recíprocos.

_Mi opinión de lo que yo llamo la verdadera mujer, la mujer que importa, la mujer que vale, va mucho más allá de aquella mujer que se vale del truco de la caballerosidad para poder desayunar, o de la que manipula y engaña a un hombre para sacarle una casa y después botarlo. El problemita radica en que no sabemos cuál es cuál, y hoy día, hay que ser muy, muy, muy exigente al escoger a una mujer como esposa: porque la atracción de unas lindas piernas no debe conducirnos estúpidamente a regalar lo mejor de nuestros años de juventud y trabajo. Todo fue expuesto con seriedad, objetividad y respeto, para que conduzca a las reflexiones que cada cual considere más pertinentes. Deja tu Comentario.jpg__www.tribunamasculina.blogspot.com

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